Visitar Mallorca es sinónimo de explorar un destino único que ofrece una combinación perfecta de belleza natural, tradiciones históricas y una rica cultura. La isla es conocida por sus playas espectaculares, su impresionante Sierra de Tramuntana, su exquisita gastronomía, y sus costumbres ancestrales que aún perduran con fuerza. Entre todas las festividades que se celebran en la isla, una de las más destacadas es la fiesta de Sant Antoni que se celebra en enero, un evento lleno de misticismo y tradición que refleja la esencia misma de la vida rural en Mallorca. De entre todos los municipios que celebran estas fiestas, destacan Sa Pobla, Manacor y Artà.
El Orígen de Sant Antoni
Sant Antoni es reconocido como el patrón de los animales y protector de los campos. La tradición mallorquina de honrar a Sant Antoni se remonta al siglo XIV, cuando la gente del campo solicitaba su protección para las cosechas, especialmente durante los meses más fríos del año. Este vínculo con la naturaleza se refleja en las celebraciones que se realizan en su honor, las cuales comienzan con la víspera de Sant Antoni, el 16 de enero. Durante esta noche, se realizan grandes hogueras conocidas como foguerons, donde la gente se reúne alrededor del fuego para celebrar y purificar el mal, simbolizando el triunfo de la luz sobre la oscuridad.
El 17 de enero, día de Sant Antoni, las “beneïdes” son el centro de la festividad, una ceremonia en la que los animales son bendecidos por el sacerdote para que gocen de buena salud y protección durante el año. Aunque en sus orígenes solo los animales de trabajo como los caballos o bueyes acudían a la ceremonia, hoy en día también participan mascotas de todo tipo, reflejando el amor y respeto por los animales en la isla.
La Víspera de Sant Antoni
La víspera de Sant Antoni, durante la tarde y noche del 16 de enero, los pueblos de Mallorca se llenan de foguerons, donde la gente se reúne para disfrutar de una noche de celebraciones. Estas hogueras están acompañadas de música y bailes tradicionales, como los dimonis, figuras mitológicas que representan las fuerzas del mal, y que se visten con trajes espeluznantes para recorrer las calles. Los foguerons son, además, una oportunidad para disfrutar de la gastronomía local, ya que se cocinan carnes y embutidos tradicionales como la sobrasada, el botifarró, y el lomo a la brasa, acompañados de pan payés y un buen vino.
Los foguerons también son una excusa para socializar y disfrutar de la compañía de amigos y familiares, ya que cada uno de ellos tiene su propia atmósfera y peculiaridades. Si bien en algunos se venden productos típicos, lo habitual es que los vecinos se organicen para compartir sus propias comidas y bebidas, creando un ambiente cálido y acogedor.
Sant Antoni en Sa Pobla
Uno de los lugares más representativos para vivir la fiesta de Sant Antoni es Sa Pobla, un municipio en el norte de Mallorca conocido por su espectacular celebración. En Sa Pobla, las festividades comienzan en la tarde del 16 de enero con los ya tradicionales foguerons, pero es en la mañana del 17 de enero cuando la fiesta alcanza su máximo esplendor. La “beneïdes” en Sa Pobla atrae a miles de visitantes que se reúnen en el centro del pueblo para ver cómo los animales son bendecidos. Este acto es acompañado por una gran procesión y música típica, con los xeremiers (gaiteros mallorquines) como protagonistas.
Uno de los momentos más especiales de esta festividad son las cabezudas, gigantescas figuras de cartón que representan a Sant Antoni y sus demonios. Estas figuras recorren las calles de Sa Pobla mientras los niños se divierten siguiéndolas. Además, en este municipio es habitual ver carrozas decoradas con escenas rurales que recorren las principales avenidas.
Día de Sant Antoni y las “Beneïdes”
El día de Sant Antoni es una jornada de recogimiento y celebración en toda Mallorca. El día 17 de enero en muchas localidades, los animales son llevados a las iglesias y plazas para ser bendecidos en una ceremonia que simboliza la conexión profunda de los mallorquines con su entorno rural y animal. En la isla, especialmente en Sóller, se celebran “beneïdes” muy especiales, donde los niños reciben caramelos tradicionales conocidos como “confits”, que son regalados por los mayores como parte de la tradición.
También es tradicional degustar platos típicos como la espinagada, una coca rellena de verduras que se sirve en esta ocasión. A lo largo de la jornada, se realizan procesiones y bailes populares en honor al santo, mientras los xeremiers acompañan las celebraciones con sus tradicionales gaitas.
Sant Antoni no es solo una festividad religiosa, sino también una manifestación cultural de la isla, que pone de relieve la importancia de la naturaleza, los animales y la comunidad en la vida de los mallorquines.
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